Tom Wolfe fue el apóstol de un rebaño de estrellas que revolucionaron la forma de hacer Periodismo en los años 60 en Norteamérica. Encabezó la creación de un nuevo estilo junto a figuras de la talla de Gay Talesse, Hunter Thompson, Norman Mailer, Jimmy Breslin, dando paso a lo que se consagraría como Nuevo Periodismo.
En la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, en un evento que estuvo abarrotado de estudiantes, lo resumió de la forma más sencilla:
«El Nuevo Periodismo incluye todo lo mejor del clásico, sobre todo la obtención de datos y más datos, la documentación precisa. Lo novedoso es que el periodista se coloca a sí mismo dentro de esa información, la convierte en una escena que describe desde dentro.»

El que fuese director de Esquire, Byron Dobell, explicaba así cuando habló sobre la colaboración de Wolfe:
«Posee ese don único del lenguaje, que lo señala como Tom Wolfe. Está lleno de hipérbole, es brillante, es divertido, y posee un oído maravilloso para entender el aspecto y los sentimientos de la gente. Posee una fluidez que le sale de dentro, como le salía a Balzac.»
En una amplia entrevista en el 2016 que le concedió, mediante el hilo telefónico, a Regina Navarro del Diario Español El Mundo, el dandi de traje blanco que revolucionó el oficio en los sesenta manifiesta su posición sobre varios temas. Entre ellos el nefasto papel que juega la televisión en la vida cotidiana de las personas y hasta tuvo energías para cuestionar la Teoría de la Evolución de Darwin. Sobre el primero dijo lo siguiente:
«Voy a repetir lo que dijo Marshall McLuhan en 1968: una generación entera de jóvenes en Estados Unidos se ha criado viendo la televisión», advierte. «La televisión altera el equilibrio sensorial, vuelve a la gente primitiva. La gente primitiva no cree a nadie que les entrega algo escrito en una hoja de papel, asumen la trampa. Ellos sólo van a creer lo que la siguiente persona les diga al oído, aunque sea un cotilleo sin verifica.»
Y sobre la Teoría de la Evolución manifestaba lo siguiente:
«Darwin, en su teoría, había aclarado que somos animales, simplemente más altamente evolucionados que otros. Ése era uno de los grandes choques de su teoría en el exterior porque la gente había crecido creyendo que los seres humanos eran almas de Dios y él decía que veníamos de los monos o algo peor. Creo que si la gente dejara de estudiar la teoría de la evolución no cambiaría nada en la ciencia. Pienso que ésa es la situación en la que estamos en este momento. Somos esclavos de una teoría que no tiene consecuencias.»