Oh, el amor

Quien diga alguna frase definitiva sobre el amor debe estar bromeando. Ahí los tenemos, a nuestro pesar, en libros, memes y medios audiovisuales, a esos sabios proponiendo sin fundamentos qué es el amor o cómo debería ser, como si la sencillez de explicarlo fuera la misma que para el coito, simpleza mecánica que se puede entender con tres dedos.

También existen los que no son sabios deliberadamente y nos muestran lo que saben del amor sin ensalmos del tipo «Amar es respetarse ambos». Sobre ellos es que me gustaría presentar una serie de recomendaciones, aptas para quienes intuyen que los cupidos expertos en clichés los estafan.

Novela

Me gustaría recomendar El pasado, de Alan Pauls. Es una novela que perdura con el pasar de los años como una de las mejores últimas novelas sobre el amor. Está despercudida de lugares comunes referidos al tema y ocasiona en el lector esa sensación que nos promete toda buena relación a la que nunca volveremos, pero siempre vuelve a nosotros, como un paradigma que no podemos olvidar. No creo que sea una novela para leer en la adolescencia, aunque tampoco para hacerlo cuando viejos. Revive, de manera algo terrorífica, lo que es «el amor de la vida» o «el alma gemela», sin que eso convierta al libro en una diatriba contra el amor. Por el contrario, Pauls elabora un ensayo sobre el mentado sentimiento en forma de ficción, lo cual podría entenderse como un homenaje al amor.

El pasado, Alan Pauls.

Música

Un álbum, más que canciones, viene a mi mente: Blue, de Joni Mitchell. Es cierto que no todo el álbum versa sobre el tema que nos ocupa. Sin embargo, vale la pena escucharlo repetidas veces por la honestidad y frescura de cada una de las canciones. Ahora bien, si nos dedicamos al amor, en él se encuentran hasta tres himnos sobre el mismo, en diversas perspectivas. El primero es «All I want», un tema que celebra el amor relacionado a sentirse libre, corolario que, después de referencias singulares que atañen a la historia de la voz que las canta, no podía resumir mejor una visión pura, mas no ingenua, sobre el amor. El segundo es el celebérrimo «Case of you», título que juega con el sentido de «case», intraducible en español, pero que no se queda ahí. Las frases afortunadas en este tema sobran y se saborea un tono elegíaco en la voz de Mitchell. Por último, una canción no tan mentada es «The last time I saw Richard». En ella, se cuenta la historia de un amigo de la voz cantante, quien está desencantado del amor. Se desarrolla una narrativa que finaliza con una conclusión desgarradora, aunque no violenta. Esta canción constituye la perspectiva sobre el amor que cierra el disco. Como se ve, Blue muestra distintas facetas del amor. En cuanto a lo musical, un aficionado a cualquier género podría disfrutarla sin saber qué expresan las letras.



Cine

De no ser por las denuncias que carga sobre su cabeza el señor Woody Allen, recomendaría Annie Hall. Ahora, sin embargo, me gustaría recordar la odiada e idolatrada La fuente de la vida, de Darren Aronofsky, un drama de ciencia ficción con Rachel Weisz y Hugh Jackman que utiliza diversos temas como el misticismo, las campañas de conquista y la ambición científica para hablar de lo que realmente importa: el amor. Es una película difícil de seguir en algunos pasajes. Si busco ser más preciso, admitiré que es un filme que pide ser visto dos veces. Sin embargo, en ese segundo visionado, el espectador corre el riesgo de llorar. Si no lo hace, la película no es para él. Sí, es de ese tipo de películas.

Eso es todo. Confieso recién haberme dado cuenta de que estas recomendaciones son más exitosas para alguien que suele pasar sus fines de semana solo, preguntándose cosas, pero estoy seguro de que pueden disfrutarse también en compañía. Lo mejor que se puede saber del amor proviene del arte, en mi opinión. Son palabras más sinceras mientras menos certezas quieran decir. Incluso más honestas que las que suelen escucharse de los labios de un amante.



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