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Mangomarca, una comunidad ubicada en el distrito más grande de Lima, San Juan de Lurigancho -con más de 1 millón de habitantes- un distrito en condición crítica por su alto índice de contaminación ambiental, fue el punto clave para que, con el apoyo de CEAH (Asociación sin fines de lucro), voluntarios y la misma comunidad, a través de la educación ambiental con niños y jornadas de forestación, se pueda hacerle frente al principal problema que estamos enfrentando como planeta en la actualidad, el cambio climático.
Un pequeño terreno proporcionado por una congregación religiosa zonal, es el espacio idóneo para que niños de la comunidad a través de talleres de jardinería, arte y reciclaje, aprendan a cuidar, amar y conservar el medio ambiente.
Por ejemplo, los días que los niños asisten al taller de jardinería, tienen como principal requisito llevar sus desechos orgánicos recolectados en casa (cáscaras de fruta, verdura, hojas). De esta manera se les enseña la importancia de reciclar los desechos que luego son transformados en compost. Los niños también aprenden que, elaborando este compost en casa pueden usarlo como abono en el cultivo de sus propias hortalizas, -ya sea en un pequeño espacio en su jardín o utilizando cajas recicladas de fruta-, y obtener como resultado verduras frescas, saludables y libres de fertilizantes químicos.
Sin embargo, los desechos orgánicos que muchas personas los siguen viendo solo como basura, al ser arrojados en campo abierto deterioran el medio ambiente y afectan la salud de la población, pues contaminan el agua, suelo y aire; produciendo de esta manera malos olores, permitiendo la propagación de insectos y roedores que causan enfermedades al ser humano.
Otra de las formas de hacer educación ambiental en Mangomarca es a través del arte. Se les enseña a estos niños a reciclar, a darle un nuevo uso a materiales contaminantes que luego de ser usados son arrojados a la basura, tales como las botellas de plástico, envases de detergente, caucho, tapas, etc. Con ayuda de la pintura, estos productos se convierten en lindas regaderas, prácticas para el cuidado de sus plantas, maceteros, porta lápices, etc.
Un total de 6,4 millones de toneladas de basura alcanzan los océanos cada año, de los que entre el 60 % y el 80 % son plásticos. Estos datos figuran en un informe presentado por la organización internacional Greenpeace. En el año 2005 existían por cada kilómetro cuadrado en los océanos, hasta 13.000 fragmentos de plástico, según una investigación del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Y es tal cantidad de basura que, como planeta, hemos desembocado perjudicialmente en los océanos, que hoy podemos ser testigos que existe un séptimo continente en medio del océano llamado, la Isla Basura. La Gran Mancha de basura del Pacífico, es una concentración de desechos ubicada en el centro del océano Pacífico que se extiende sobre un área de alta presión entre Hawái y California, en Estados Unidos. Contiene altas cantidades de plásticos pelágicos, lodos químicos, metales y todo tipo de basura sólida que queda atrapada por las corrientes.
Sin embargo, otra manera que se ha utilizado para sensibilizar y educar a la población es a través de la recuperación de áreas públicas. En Mangomarca, se ubica una huaca que lleva el mismo nombre y debido a la despreocupación de las autoridades, esta se encuentra en total abandono. Por tal motivo, varios vecinos de la zona, creen que es normal depositar su basura en ese lugar, utilizarla como cancha de fútbol, baño público, estacionamiento, etc.
Como método de recuperación de esa zona arqueológica, mediante jornadas artísticas y con la colaboración de voluntarios, niños y algunos vecinos, se han pintado algunos murales con mensajes de concientización ambiental alrededor del cerco perimétrico de la huaca. Son mensajes que invitan a la reflexión e incentivan a la comunidad a formar parte del cambio que necesita nuestro planeta.
En esta comunidad se realiza la Forestación. Las lomas de Mangomarca tienen suelos bastante secos y pedregosos, además del problema de abastecimiento de agua, dificulta la siembra de cualquier tipo de árbol. Es por eso, que se han sembrado arbustos como la sábila y ornamentales como geranio, cactus, rocío, entre otras que necesitan poca agua y se adaptan fácilmente a este tipo de suelo.
En todo el terreno existe un aproximado de 600 plantas sembradas, entre arbustos, ficus y árboles nativos como la tara, molle serrano, molle costeño y palo verde. Con el transcurso de los años, este espacio se convertiría en un pulmón verde para la comunidad, el cual era el objetivo del proyecto.
En coordinación con la municipalidad del distrito, colegios, universidades y vecinos se hacen visitas guiadas dentro del terreno para compartir acerca de la labor que se desarrolla en el lugar y de esta manera generar conciencia a través de la siembra de árboles. También participan en algunas jornadas de siembra, limpieza, abonado de las plantas y riego.
Los invito a reflexionar y a no tomar la posición de espectadores sino de actores sociales que a través de pequeñas acciones, como sembrar un árbol y reciclar, podemos hacer el cambio que necesita nuestro planeta.
Me parece genial está iniciativa, así los niños aprenderán de la responsabilidad que tenemos para salvaguardar nuestra naturaleza y aprovechar de ella para expandirla más no para erradicarla. Muy buen articulo.