The witness o El testigo en español, es un documental que relata la insensibilidad social o apatía civil que se materializó de la forma más atroz en un tranquilo barrio de Queens en New York en 1964. La desolación que dejó esta tragedia, evitable desde todo punto de vista, detonó en la adopción del sistema conocido como 911. A continuación el relato del trágico caso que impulsó la inmediata puesta en marcha de este sistema.
Crónica de una muerte anunciada
Era la madrugada del 13 de marzo de 1964. El reloj de pulsera que Catherine Susan Genovese solía usar marcaba las 3:35 AM. El frío invernal impregnaba de un aire cargado las calles de New York. Kitty, como la conocían en su círculo más cercano, volvía en su Fiat rojo luego de haber concluido una jornada más como administradora de un bar en la avenida Hollis, Queens.
Vivía en Kew Gardens, un vecindario seguro y hogareño. Era un recinto de edificios ubicado al norte en Queens, New York, donde la mayoría de los residentes eran jóvenes parejas con una vida bastante tranquila y rutinaria. Kitty compartía el departamento con su pareja, Mary Ann Zielonko a quien había conocido cuando estaba en la universidad. Transitaba por los 28 años y era la mayor de cinco hermanos. Bill, era el último de ellos y su preferido.
Al ser entrevistadas por un reportero de televisión, dos mujeres de unos cincuenta años admitieron haber escuchado los gritos de ayuda, sin embargo no llamaron a la policía.
Aquella trágica madrugada, Kitty estacionó su Fiat rojo a pocos pasos del edificio y se dirigió caminando hacia su departamento. Caminaba lentamente por la acera sin percatarse de que era seguida por ciudadano afroamericano con antecedentes delictivos que más tarde respondería al nombre de Winston Moseley. La inestabilidad psicológica de este personaje conllevó a que le diera alcance y la apuñalara dos veces por la espalda. Acto seguido las exclamaciones de dolor que emergieron de lo más profundo de Kitty fueron interminables. Los gritos en los que imploraba por ayuda eran desesperados y desgarradores.
Al ser entrevistadas por un reportero de televisión, dos mujeres de unos cincuenta años admitieron haber escuchado los gritos de ayuda, sin embargo no llamaron a la policía.
El ataque continuó y los gritos y alaridos se escucharon por unos minutos más hasta que un vecino salió desde una ventana y se dirigió al atacante «¡Deja en paz a la muchacha!», le dijo, a lo que Mosley huyó hacia su auto, mientras Kitty apoyaba lentamente sus manos llenas de sangre en la pared al intentar incorporarse. Transcurrieron minutos interminables y sin embargo, ningún vecino acudió a su ayuda. Las ventanas de los edificios seguían cerradas, mudas y ciegas. Al percatarse de la apatía civil de los vecinos, el atacante regresó para culminar su aberrante acto. Esta vez la apuñaló una y otra vez hasta que la vio desangrada en el piso y después dio rienda suelta a sus bajos instintos y la violó cuando yacía moribunda.
La apatía civil y sus testigos
El documental The Witness» o el testigo en español, incorpora los registros visuales de aquella época y mediante su descripción nos sitúa en la escena del crimen. A la mañana del día siguiente, un canal de noticias en blanco y negro reportaba el asesinato de Kitty Genovese. El reportero intenta materializar la cronología de los hechos, mientras que se entrevista con testigos que aceptaron haber escuchado los gritos de auxilio, pero que sin embargo optaron por no tomar acciones en aquel momento.
En 1994 y tras haber transcurrido 30 años del cruel asesinato, la televisión americana se refería a este caso de esta manera: «Hoy se cumplen 20 del aniversario más vergonzoso de New York. Su asesinato (el de Kitty) llevó a la adopción del sistema conocido como 911. Más tarde la policía descubrió que más de 30 personas presenciaron el ataque, sin embargo ninguna llamó a la policía.
El conocimiento del hecho impactó tan profundamente en la sociedad norteamericana que hasta el Presidente Bill Clinton se tuvo que pronunciar mediante estas palabras: «El asesinato de Kitty envió un mensaje para la sociedad sugiriendo que todos y cada uno de nosotros estamos solos»
Dos semanas después del cortejo fúnebre que se realizó en estricta intimidad, el New York Times publicó una historia sobre el caso en primera página donde casi no mencionaban al asesino , si no que se centraban en los 38 vecinos de Kitty y prácticamente los culpó de su muerte.La publicación fue tomada como una prueba de egoísmo en la sociedad y de la caída de Norteamérica. Y Kitty ha sido el símbolo de la apatía civil por décadas.
The Witness y los 38 testigos
La magnitud del caso fue tal que llegó a ser parte de guiones para cine y televisión. También se publicaron miles de versiones y otro tanto de libros, siendo el más trascendente el del Editor del New York Times de aquella época, A. B. Rosenthal, titulado «Los 38 testigos». Años más tarde, el libro fue desvirtuado al notarse incongruencias en el nivel de información que se detallaba en el mismo. Se descubrió que no eran 38 los testigos, sino una cifra menor, 30 aproximadamente. Bill Genovesse, hermano menor de Kitty y realizador del documental, investigó a los pocos testigos que aún estaban vivos y se dio con la sorpresa de que una vecina había llamado a la policía mientras se perpetraba el ataque, sin embargo esa información no estaba detallada en el libro.
Si la noticia se hubiera reportado bien solo hubiera sido noticia de uno o dos días. No se estuviera hablando de ello, sin embargo hoy se tiene la sensación generalizada de que se infló la noticia, dándole otra dimensión con la cifra de los testigos, llevando a otro nivel la historia. ¿Se vendieron muchos periódicos con esta noticia? Indudablemente. Se vendieron muchos diarios y de paso muchas honras.
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