El “Paraíso” de Lima sin oportunidades

Paraíso es el primer largometraje peruano estrenado internacionalmente en el Festival de Venecia en 2009. Ese mismo año recibió el Premio a Mejor Guión en el Festival de Huelva (España).

El cineasta Héctor Gálvez dirigió y escribió esta película, la cual fue estrenada en Perú en abril del 2010. Gálvez apostó por jóvenes actores sin experiencia en la actuación.

Cinco adolescentes a punto de terminar la secundaria tienen que decidir qué hacer con su futuro. Ellos son «amigos del barrio», un asentamiento humano ubicado en Huachipa, llamado Paraíso.

Cada uno de sus personajes guarda una historia, envuelta en la pobreza, falta de agua potable y de pistas asfaltadas. En esta etapa de madurez buscan qué hacer con sus vidas cuando terminen el colegio. También están rodeados de delincuencia, alcoholismo, un bajo nivel cultural-educativo y en algunos casos también en violencia familiar. Es un lugar, que aunque paradójicamente se llame “Paraíso”, existe. Pese a esta situación, Gálvez nos muestra que aquí también existen algunos jóvenes que buscan superación social mediante oportunidades.

No solo se narra el proceso de maduración de los jóvenes, también nos muestra sus orígenes. Son hijos de provincianos que llegaron a Lima en búsqueda de mejor futuro, en algunos casos, huyendo del terrorismo. Muchos conservan su lengua materna en sus hogares; otros como la madre de una de las protagonistas, es atormentada ensueños por haber sido abusada sexualmente en su pueblo natal por militares que aparentemente luchaban contra el terror de Sendero Luminoso.

Aunque los actores no cuentan con experiencia en cine, representan con naturalidad la personalidad de sus personajes en su vocabulario y creencias. Estas características pueden mostrar a este filme con un apariencia más realista. Además del desértico escenario con precarias viviendas y la música “chicha” que acompaña a algunas escenas como sus festividades patronales.

En algunas cortas escenas, cuando los personajes salen del cuadro, solo se aprecia el escenario donde estuvieron mientras se escuchan sus conversaciones, como para no prestar mucha atención a lo intrascendente de sus diálogos y recordar aquellos lugares en los que nadie anhelaría vivir.

Este largometraje es una buena propuesta, quizás no tan distinta a otras, al mostrar el lado menos “estético” de la sociedad limeña, pero nos abre la visión a una realidad latente, donde no solo hay pobreza y delincuencia, sino búsqueda de oportunidades y aspiraciones sociales.



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